Quería haber pasado más tiempo en
el refugio, pero este año no había excusas que ayudaran. Así que la visita fue
corta y apresurada. El tiempo justo para hacer de las mías.
El Rey quería haberse ido al
pueblo desde que volvimos de los médicos. Al final nos llevó él, por problemas
de organización, coches e impaciencia.
Los problemas con WyW siguen
arrastrando [no va a parar].
Al llegar al pueblo en casa de
C.Cano, había problemas con Mera y Compinche. [En la comida familiar, me toco
al lado de una prima en estado de buena esperanza: no paré de comer ni beber
vino ¡Me daba por sonreír! Ahora ya me he acostumbrado- algo- a verla] Como
llegamos a la hora de la cena había que celebrarlo. Mera ha demostrado que
tiene carácter y buen modo.
Si Compinche ha obrado mal antes
su última idea es para varearlo por si da bellotas. C.Cano y La Bruja le han
explicado que las visitas se mantienen y no se pasan a otros. A Compinche ya no
le divierte tanto. Intentó implicarme, otra vez, en una salida: no le había
hablado, en voz -un poco- alta, más claro antes.
Tal y como hemos empezado: Creo
que no tengo resaca porque no he dejado de beber. Y aún así ha llegado el punto
en el cual al beber pongo la copa en los labios y simulo, porque aprecio mi hígado
y riñones; el corazón y pulmones van a dar problemas así que no les voy a
cargar con más daños; la piel ya de por sí la tengo de aquella manera; ¡Me
gusta comer! El estómago no me gustaría que se jodiera; y respecto al cerebro ¡Para
algo que va medianamente bien no lo vamos trastocar!
C.Cano está manteniendo el tipo
[hay veces que se pone un poco nervioso] de manera sorprendente.