viernes

Es la primera vez que la televisión que se pone y no se apaga. Nos concentramos a ratos y murmuramos la locura de las noticias. No hay mucho cambio en el tema de conversación aunque tampoco es que charlemos mucho.

Ya no hablo con El Rey a menos que me haya quedado sin opciones. Habíamos llegado a un punto de comunicación inviable. 
No me vale como respuesta que al ser ascendente pueda tener licencias que condena al dueño de la casa en la que estamos. 
A momentos me recuerda un intento de el gran Gatsby. En caricatura. 

Con La Bruja he tenido un par de choques: necesito respirar.  Y Compinche cuando se entona [antes era un ciclo: día sí- día saliente de guardia - día manitas; ahora : hoy sí y en cuanto pueda también, si no para mejor] no ayuda, ahoga más.
¿Cuán difícil es entender que conozco mis límites? 


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