Virgilio - Gio- y Beatrice van a hacer
tres décadas, y en casi dos de ellas tenemos el mismo vaivén. No hace falta su cuidado más que un mensaje de vez en cuando.
Gio tiene miedo de la pregunta y su
respuesta por eso no forzamos las conversaciones. En ocasiones me alegra su
cobardía. La reunión fue un rato agradable en el cual tanto la risa estaba
asegurada como saber que tenía la espalda protegida, que siempre va a ser así
entre nosotros.
Con Beatrice la
historia es muy diferente y casi similar. Tenía miedo de encontrarme con ella,
tenía pánico de nuestras palabras y que nuestros gestos fueran ¿torpes? Cuando
nos encontramos ¡No sabía cómo saludarla! Estaba trabajando y aunque aquí las
correcciones sociales son más ¿me las ventilo? no me acerqué hasta que ella mostró
intención de ello.
Es curioso lo que
he escuchado que hace la distancia: entorpece la relación jodiendo la confianza
o hace más fuerte; ninguno de las conclusiones en nuestro caso.
Nuestra relación es a kilómetros / luz
incluso cuando estábamos en el mismo barrio. Porque con Gio los términos familiares han
ido quitando importancia mientras que Beatrice sigue burlándome a su manera.
Nos dijimos hasta mañana y quedamos a la misma hora- sonaba a mentira, pero no nos importaba-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario