viernes

Ha cerrado mi tienda favorita [la de cocholate]. 

Tuve una tutoría con Medusa... pidió algo a lo que tengo pavor. Lo hice `de aquella manera´ porque había que hacerlo, por lo menos no pidió más ni cambios.

Las paredes tienen oídos cuando no son necesarios, y no los tienen cuando más faltan hace.

Hace tiempo que levantar de la cama es una mentira más, que las tazas de cafeína no son más que para calentar la garganta, pesa la mochila aunque esté vacía. Y responder lo que otros quieren es más fácil, menos complejo que tener que explicar [agota tener que hacerlo].

Ponerme delante de un teclado para... ¿Qué? No hay nada que valga contar.

Estoy perdiendo. He vuelto a caer, da igual, no había diferencia. Había creído que no podía mentir sin descojonarme, me equivoqué. 

Todo preparado para hacer un poco de las mías [Medusa va a tener que volver a su origen - defender un templo de Atenea- vigilando el departamento; es lo que pasa cuando Compinchilla no está disponible]. No hay demasiado nervio.

Hay palabras que  no están escritas por alguna razón. Y más motivo el que no se expliquen. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario