No puedo salir ni entrar en la que se supone mi casa a menos que sea con ayuda.
Ya ni siquiera soy capaz de bajar las escalaras sin que me tiemblen las piernas o se traben entre los peldaños.
Tengo que depender de otros.
No me gusta salir del piso aunque éste me esté quebrando.
Al final, nueva adquisición. Silla salva escaleras. Lo gracioso es que tampoco me da lo que hace tiempo que me fue arrebatado.
A unas horas de soplar otra vela más. Me estoy quedando sin argumentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario