miércoles

Reír hasta quedarte sin aire

Reír a carcajadas. Sin parar. Hasta que duela y no haya aire en los pulmones. 

Dicen Los Reales que no tengo sentido del humor porque no me rio. 

Hace más de una década me daban ataques de risa en los que era fácil que terminará llorando y/o  atragantándome. Poco a poco empecé a controlar la risa. Sobre todo en el verano del 14 que dejé de ser alguien capaz a la inutilidad personificada. Y en cuanto se vislumbraba el inicio de una risa ¡SHH! Seriedad total. 

Me hacen gracia las cosas y solo soy capaz de sonreír. Echo de menos las carcajadas sin preocupaciones. 

Hace unos días, estaba en el piso de La Princesa con una amiga suya. Comenté un hecho inusual botánico que me hizo gracia. Fue sorprendente, pude reír hasta llorar, sin carcajadas ni dolor porque no hay aire. Aun así me permití reír conscientemente, para asombro de la visita y malestar de She-Hulk. 

No llegué a quedarme sin aire ni a doler, sí llegué a lagrimear un poco y tener esa sensación de capacidad. 

Echo de menos reír hasta quedarme sin aire ni preocupación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario