Deje de comunicarme porque cansaba hacerme entender y que me entendieran. La paciencia de quien me oye se desgasta y es incómodo. Traba más, molesta. Momentos en los que no soy capaz de construir una frase, frustra la inutilidad. Otros en los que mantener una conversación no tiene taras. Aunque tuvieron mi interés por participar. Tener miedo por el momento que vendrá. Enmudecí.
No hablé antes claro porque no sabía. Ahora no confío en que pueda hacerlo.
El tiempo se escurre entre intentos de expresar. Di cuenta que no importaba, y desprecié la tinta.
Escribir fue tortura, dolía. Tanto si escribo como si no escribo da igual. Las palabras se volvieron enemigas de las que esconderse. Palabras que fueron amantes seguras a las que ir.
Peleé hasta volver a sangrar. La mente me encierra preguntando si ya sé lo que hay detrás de la meta. Lo sabía desde hace tiempo.
¿Caí en la trampa? No lo sé, pero poco a rápido me dejé llevar. Guardé mi pluma, casi no la encuentro. Se siente tan rara, tan extraña entre mis dedos cuando trazo líneas y tachones.
No hablé antes claro porque no sabía. Ahora no confío en que pueda hacerlo.
El tiempo se escurre entre intentos de expresar. Di cuenta que no importaba, y desprecié la tinta.
Escribir fue tortura, dolía. Tanto si escribo como si no escribo da igual. Las palabras se volvieron enemigas de las que esconderse. Palabras que fueron amantes seguras a las que ir.
Peleé hasta volver a sangrar. La mente me encierra preguntando si ya sé lo que hay detrás de la meta. Lo sabía desde hace tiempo.
¿Caí en la trampa? No lo sé, pero poco a rápido me dejé llevar. Guardé mi pluma, casi no la encuentro. Se siente tan rara, tan extraña entre mis dedos cuando trazo líneas y tachones.
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