Hace unos días en otra comida, con amigos de Los Reales, - los mismos que forman espectáculo cuando vienen porque " no quiero sentarme al lado de mi marido que lo tengo muy visto y de mi suegra tampoco: no la aguanto"- el desprecio en su trato era visible.
En un momento dado él empezó a gritar a su mujer. Luego, arremetió contra su madre.
La Bruja pensó que me iba a descojonar. Casi hice un cambio en la decoración de las paredes por el método de Regan MacNeil cuando los nervios actuaron.
En el piso Los Reales preguntaron qué pasó. Cuando les soluciono la cuestión el pensamiento de "si por lo menos los gritos fueran para tí" lo expresan intimidatoriamente.
Al rato El Rey dijo que parecía que sus ojeras se las había cogido. La Bruja pregunto si no dormía.
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