lunes

Han llorado. Preguntaron, más bien avasallaron, y respondí. Sin culpa. No les gusto, no se esperaban el resultado. Dijeron que era erróneo, lloraron y se fueron. Que estaba mal y cómo podía ser así. Si supieran que les di la respuesta más favorables para ellos. 


  

martes

No tengo casa. Es de la princesa o la de la bruja. Tuvieron casi una década para mudar. No han querido. Me niego ha llamar morada a un lugar que no puedo entrar ni menos salir a conveniencia propia. 

En estos días le has costado mi estancia en un hotel. Y mi confirmación: cumplo con lo último que me comprometieron (a mi pesar & rogando por no tener que hacerlo). Cuando termine, buscaré mi guarida sin dirección fija para no darla. 

Las consecuencias que nos van a estallar son casi un suicidio. ¿Una pena ser provida?