Tirar todo por la borda. De perdidos al río, ¿no?
Hay que brindar por estas horas, horas de decadencia que celebrar sin límites.
Hoy es el aniversario de la incertidumbre de si se caerá o no la bandeja; si seguiré partiendo la comida; seguiré duchandome sin ayuda o poniéndome una camisa. ¿Cuándo dejaré de poder escribir? Creo que eso si que me atemoriza, pues tanto si es en código como si no lo es, escribir es lo único que `sé para ser bien´.
Después del viaje hablé con Medusa [ no entiende muy bien por qué, pero le viene bastante bien]. Casi aparece el amigo, sí el Duende que pela cebollas subido a un unicornio. No tenía muchas ganas de mentir y le dije la verdad, o por lo menos la que sí podía.
Sabía que mezclaba temas por no ir a la parte `entendible´ [¡Qué! Si todavía no sabes su significado aquí...¿Vuelve a leer o pregunta?].
Antes de partir `mandé ´unas cartas y ahora estoy buscando otro sello.
Ameli- no te voy a mentir ya sabes los motivos, si prefieres que lo haga llamame que te contaré cuantos cuentos quieras y no abras la carta [sabes que escribo para que se quede, que prefiero a mano porque doy algo de lo que más valoro: tiempo y pensamiento].
Haciendo una reflexión de cómo ha ido este año. Tengo claro que no es justo esto para `compartir en real´.
¡Brindo por ello! Por un año de no saber qué es. Por un año de risas y de auch. Brindo porque lo que viene es peor. Brindo por cuantas de las mías pueda hacer. Para que el humor, aunque sea mentira, esté. Brindo por mentir. Porque no sé cómo será lo que viene y tengo miedo, brindo porque no lo diré y no haré caso a no saber cómo reaccionar. Brindo porque la copa está vacía.
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