Corto, El Rey y She-Hulk vinieron, casi no nos vemos, y se fueron antes de poder recibirlos. Con las prisas todo preparado para una boda se nos fue la conversación.
La boda era extraña. No era alegre. Se pasó de formal, llegó a ser triste. Faltaba la complicidad, la expectación, la ilusión. Faltaba la sonrisa y sobraban los suspiros de alivio. Una boda que parecía un día normal, unas firmas por hacer y poco más [la mejor parte era cuando el cura comentaba la misa...y su micrófono no iba muy bien tirando a que casi no se oía].
Segundos que iban perdiendo audiencia. Confusión a la espantada con frases de trabajar, cansancio de mayores o menores como encontrarse mal. Se dio como respuesta una música sin apego y el desvarío de generaciones futbolísticas que bloquearon la pista de baile.
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